"Mis memorias" por el duque de Roca Negras

Son reales, absolutamente reales estas memorias del duque de Roca Negras. Data el libro de 1924, y se imprimieron 8000 ejemplares. Los errores de escritura, son del original.

octubre 08, 2005

IV


Apoteosis – Me veo y no me miro – Frases, modas y otras cosas creadas por mi.

Era la hora de la apoteosis. En mi teatro Olimpia organizáronme una función de honor en la que a exigencia de miles de mis admiradores, prometí que hablaría, para que, así mi verbo incomparable floreciera, llenando los oídos del auditorio de imensas cataratas de sonidos armoniosos y sus antífrasis. Iba vestido a la uzansa caballeresca al subirme sobre el escenario para decir mi verbo, la concurrencia se desbordó en exclamaciones, producidas por la abracadabrante fascinación de mi presencia, después el público quedóse extático, embargado en la contemplación de aquel portento nunca visto que era mi cuerpo. Y fue entonces, cuando les saqué de esa su gran admiración, con mi célebre frase orgullo de gramáticos y retóricos, comentada después por mis admiradores, frase que se la regalé, con mi proverbial generosidad, al idioma español. He aquí la frase asombrosa: Me veo y no me miro. Sí, sí, sí, me veo con los ojos del alma, y no me miro, porque esa noche, no tenía delante de mí ningún espejo en que mirarme, he aquí la profundidad de la frase adunando al metamorfosear, lo espiritual con la materia, - yo aduno siempre -. No debe confundirse, aduno con ayuno. Ayunar es tener el pesebre alto, adunar es juntar; sin amalgamar, excepciones de las palabras terminadas en ar, como universar. Sar – y viceversa de las terminadas en "al" como oratesal, zal, etc. etc. etc.
Las frases y sus modas inventadas por mí, son tantas, que ellas solas podrían formar un diccionario de faltriquera. Yo inventén la moda eucalística de usar en los sombreros cintas multicolores, porque yo soy un multicolor, adoro las tonalidades y por eso, trabajo todos los días en combinaciones distintas, un día la morada-arzobispo, amalgamando los colores de modo que hagan perfecto pondant; otro la azul mar adentro, otro, la amarilla triste, otro la verde ruborora y alegre, otra la Roja escarlata, otro la obscura, seria y pensativa. Hay que saber combinar los colores, los tonos y los semitonos, de ahí mi abrumadora superioridad sobre Andrés Fouquiers, el cual apenas podría ser, por mi benevolencia, como un minúsculo destello de mi elegancia rectilinea y paralelepípeda, en la más amplia acepción del rectángulo. Yo inventé también la moda del coqueteo lentistico. Agárrase los lentes con la mano derecha, sepáranse como media vara del caballete de la nariz, y diríjanse lo ojos en estudiada pose, sobre la persona que se quiera abrumar con elegancia, teniendo cuidado de que la vista vaya horizontalmente del sentido inverso de los lentes. A mi genialidad se debe también el bostezo mudo o discreto, el cual lo ejecuto, como por obra de magia, sin que ninguno de los admiradores que me rodean, puede saber qué estoy haciendo, y si alguno poseyendo la cuarta dimensión, se percata de ello, ah! entonces se subyuga de tal modo, que me incita con pequeños carcajeos de gozo a que se repita el mundo y discreto bostezo, lo que hago con mucho gusto, porqué han de saber mis lectores que el bostezo me obedece a mi, yo lo domino, y lo hago tan bien y tan gracioso, que me lo hacen repetir tantas veces, que la gente se contagia, de ahí, que donde quiera que yo estoy, está el bostezo conmigo, habiendo habido reunión en que se ha conjugado enterito el verbo: "Yo bostezo", tu botezas, nosotros botezamos, todos botezan, etc.
Otro de mi maravillas es el estornudo para adentro, silencioso, o sin acustica –esto lo ejecuto con la boca cerrada, sin que se mueva lo más mínimo la caja bucal.
El uso de la getas, los cuellos triangulares, algunas formas de paltó levita y camaritos y ¡oh! la maravilla más grande: el sube y baja de las escaleras, acto de elegancia, que ejecuto yo con un arte plástico asombroso, sin tenerle miedo, a fuer de noble, al inmenso peligro a que se expone quien éste acto ejecute, toda vez que al subir y bajar la escaleras sin posar la vista sobre los escalones, tiene el grave riesgo de un fortuito y desgraciado resbalamiento, al final del que, puede quedarle estereotipado en el rostro ¡oh! que horror: un chichón antilineal.
Estas son pues las maravillas que salen de mi claro cerebro, maravillas que divulgo, porque lejos de mi el egoismo, quiero que todo el mundo al imitarme trate de perfeccionar su linea y que el vitoquismo o Rocanegrismo, o Austracismo, llegue a todos aquellos que quieran perfeccionar la linea.

2 Comments:

Blogger Magda Díaz Morales said...

Te felicito, muy interesante lo que nos compartes en este blog.

12:11 a. m.  
Blogger the drop said...

gracias por la transcripcion! esta genial!

5:02 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home